Ser un buen padre es quizás una de las "profesiones" más difíciles de la vida. No basta con engendrar un ser y preocuparse por su sustento, como no basta lanzar el cemento y las estructuras para llegar a ser un buen constructor. Cuando se es padre, el hombre está al frente de la responsabilidad de construir el edificio más perfecto y preciado de su existencia: Un ser humano.
Nadie enseña el difícil arte de ser PADRE. Todos, bien o mal, son autodidactas y se han formado en lo que alguien muy apropiadamente llamó "La universidad de la vida".
Ser padre y asumir la responsabilidad, no necesariamente implica ser pareja de la madre. Ser padre es brindar el amor, participar en las decisiones y en la manutención, estar presente en las distintas etapas de la vida de ese ser humano.
Si tu padre estuvo activamente presente en tu crecimiento, has de notar la importancia que tiene esta figura en tu vida. De lo contrario, sabes cuanta falta te hizo. No dejes ese vacío en la vida de tu hija o hijo. Ese pequeño ser te necesita.
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